¿Crear más seguidores o más líderes?
Cuando un individuo está motivado siente una fuerza interior que lo impulsa a comportarse proactivamente, a iniciar y completar acciones, acompañado por un sentimiento de esperanza en el logro y autosatisfacción.
Existen dos tipos de motivación: la extrínseca – que tiene una duración efímera y se vale de elementos externos, casi siempre materiales, como los premios, recompensas, incentivos, bonos, etc. – y la intrínseca – que se genera internamente y sus efectos son más duraderos.
La motivación es visible y contagiosa. La cercanía a un individuo motivado no pasa desapercibida y predispone a favor de la emulación de alguno de los comportamientos y actitudes que exhibe.
En general los Jefes de distintas áreas orientan sus esfuerzos a motivar a su equipo, sabedor de la relación directa entre motivación y desempeño, la antesala de los resultados.
La motivación es un movimiento de dentro hacia fuera, por tanto no puedes imponerla o exigirla a los demás. Este motor que moviliza a las personas está o no está. Lo que se puede desarrollar es la motivación extrínseca, donde el jefe debe delegar para empoderar, retroalimentar, reforzar y apoyarse en bonos e incentivos.
La carencia o el bajo nivel de motivación de parte de algunos colaboradores resulta frustrante para el Jefe porque, muchas veces, él mantiene un umbral elevado de motivación y energía.
Es importante conducir esta motivación, haciéndose preguntas del tipo ¿cómo puedo desarrollar las habilidades y capacidades del equipo?
Hay que tener un enfoque distinto. El jefe, en vez de centrarse sólo en el “resultado”, debe orientarse a las personas (colaboradores) y a los procesos – que son los que, realmente, generan los resultados. El buen resultado es siempre una consecuencia de un buen liderazgo.
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