Durante estas fechas las evaluaciones de desempeño dentro de las empresas son frecuentes. En las compañías quieren saber qué piensan los consumidores, los colaboradores buscan conocer la opinión de sus jefes y, estos últimos, procuran enterarse de cómo el director evalúa su función.
El feedback tiene como objetivo provocar un cambio, y para que se den resultados es necesario tener puntos de referencia sobre los cuales medir la conversación, un soporte concreto, herramientas necesarias para cubrir los vacíos e intentar tener una buena relación con los colaboradores.
Es fundamental entonces que jefe y colaborador identifiquen el comportamiento del otro y así entreguen un mensaje que sea correctamente percibido. Esto evita los malos entendidos que se pueden ocasionar, ya sea por el tono, expresión y estructura del discurso, de quien emite el juicio.
El factor por excelencia que afecta la productividad es la retroalimentación, clave en la mejora del desempeño grupal e individual, que permite que la compañía se mantenga a la vanguardia.
Y en esta búsqueda de mejorar los niveles de la empresa, lo crucial es que el feedback se produzca a tiempo, es decir, tan pronto se produce la situación, para lo cual es fundamental tener inteligencia emocional y la capacidad para percibir lo que sucede alrededor. A esto se agrega, que el dónde y cuándo es igualmente crucial. No es lo mismo que la reunión se realice individual o grupalmente, en una oficina o un café. Cada detalle tiene un propósito y efecto en quienes son evaluados. Se festeja en público, se critica en privado.
Estas conversaciones no sólo se deben realizar formalmente en el contexto de la evaluación de desempeño, sino que deben hacerse permanentemente y de forma espontánea. Debe existir una actitud de apertura y de buena disposición de parte de la jefatura para que el colaborador sienta la confianza para acercarse.
Finalmente, activar las conversaciones de este tipo fomenta que los empleados mejoren y sepan que los logros serán tomados en cuenta. Consiste en crear una especie de cultura organizacional “activa”, orientada constantemente hacia la mejora y con la idea de que la compañía valoriza el trabajo de cada uno y percibe los cambios también en el corto plazo.
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