Todo buen jefe debe tener la capacidad de desarrollar a sus colaboradores, hacerlos crecer para beneficio de ellos (su desarrollo de carrera) y también para beneficio de la empresa, para darle “tiraje”. Para lograrlo, el jefe debe conocer las competencias y potencial de cada miembro de su equipo. Con lo anterior, el jefe puede anticiparse, exponer a quienes tiene identificados como sus “back up” a situaciones complejas en forma continua (durante todo el año), de manera de que estos back up se vayan entrenando y a la hora de tener que reemplazar al jefe por una eventualidad, como vacaciones, estos estén preparados. Si el jefe no tiene identificados a sus back up estará en problemas, porque al momento de ausentarse, habrá riesgos que podrán dar paso a consecuencias muy negativas, como incumplimiento de objetivos, errores en procesos, hasta perder un cliente, dependiendo del negocio.
En la medida que la identificación de back-up en los equipos se transforma en una práctica sistemática por parte de los supervisores, Recursos Humanos cuenta con la oportunidad de sistematizar dicha información, y con ella puede construir planes de sucesión que permitan alimentar el mapa de cargos críticos, cuyo objetivo es garantizar la ocupación de aquellas posiciones más estratégicas para la continuidad del negocio.
Estas prácticas constituyen el primer paso hacia una cultura donde el potencial de las personas es un activo para la organización y, por tanto, resulta relevante evaluarlo. Porque toda organización debe mirar hacia el futuro y proyectar los roles de quienes la conforman, identificando su capacidad para asumir funciones más complejas en un futuro y de manera exitosa. Herramientas como el People Review y Development Center permiten instalar, sistematizar y objetivar la gestión del potencial en las organizaciones, y así anticipar eventualidades que requieren reacciones rápidas para que los resultados del negocio no se vean afectados.
Desde la perspectiva del colaborador, este puede mostrarse más durante el año, aprovechar oportunidades para demostrar su nivel de efectividad y autonomía y así poder ser designado como un back up que reemplazará al jefe en su ausencia. Para evitar conflictos o pasos en falsos, el colaborador designado debe contar con un rallado de cancha previo realizado por su jefe, que le permita saber cuales son sus atribuciones y que ante eventuales problemas, deberá recurrir a ciertos personajes designados por el mismo jefe y que cumplen el rol de apoyo en determinadas materias.
De esta manera, se puede concluir como el antiguo refrán que “cuando el gato sale, los ratones están de fiesta”, pero no para que hagan de las suyas, sino para apropiarse de la oportunidad de demostrar ese potencial, que fue desarrollando el back up durante todo el año, y que ahora se pone estratégicamente a prueba.