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Si no se hace el esfuerzo de separar la vista de la vía por la que circulamos, da vértigo contemplar la velocidad a la que se producen los cambios en el entorno socio-económico y demográfico que envuelve a las organizaciones.
Como en cualquier ejercicio proyectivo, resulta difícil dibujar un horizonte nítido. Sin embargo hoy en día existen indicios claros a nivel global que dan pie a pensar que en un futuro no demasiado lejano, probablemente, los entornos organizacionales de hoy, serán sustancialmente diferentes.
“Organizaciones esenciales” o “Core-organizations” que apuestan por concentrar su know-how y conocimiento crítico prescindiendo de todos los recursos y apoyos a priori “externalizables”. Proliferación de profesionales independientes especializados que cooperaran en red prestando sus servicios de alto valor añadido vinculándose a proyectos concretos y de duración determinada; organizaciones estructuralmente planas, que desplazarán a las todavía hoy mayoritarias estructuras típicamente jerárquicas.
Proliferación de emprendedores en el seno de las organizaciones, ejecutivos de hoy transformados en profesionales con enfoque “Yo S.A.”, prestadores de un servicio de alto valor agregado. Organizaciones pobladas de profesionales Premium, referentes en su área y con una potente marca propia y reputación en el mercado.
Sin embargo, no nos engañemos, aún estamos lejos de un escenario caracterizado de forma generalizada por esta morfología; resulta difícil aventurar el tiempo que se empleará en llegar a este horizonte; mientras tanto, una gran mayoría de profesionales, permanece impasible, atónito, asistiendo cuasi-petrificados en primera fila al proceso de madurez y evolución de estos cambios.
Desde el presente en el que vivimos, da la sensación de que las organizaciones del “futuro” estarán formadas por personas con cualidades, que hoy en día podrían parecer sobrehumanas. Pensamos que las Organizaciones del Siglo XXI (en el que ya estamos…), las etiquetadas o bautizadas como 2.0, serán el resultado de la conjunción de individuos portentosos, que en cada comunidad organizacional-productiva formarán algo parecido a una Liga de hombres y mujeres extraordinarios, aunque probablemente ese nuevo entorno organizacional no se cimentará en super-hombres o super-mujeres.
Cuesta visualizar un escenario organizacional compuesto de manera generalizada por líderes 2.0, emprendedores, profesionales independientes especializados, “core organizations”, y estructuras redárquicas perfectamente engrasadas, pero el presente socio-económico parece empujarnos inexorablemente en esta dirección, un trayecto de duración indeterminada en el que contarán con una clara ventaja competitiva aquellos que se preparan a conciencia en este momento para visualizar y afrontar ese futuro borroso e incierto de una forma nítida y cristalina.