Así también, como buenos jugadores, las empresas tienen que aprender a resolver los problemas y enfrentar sus desafíos con espíritu deportivo, sabiendo ganar y también perder. Al igual que los protagonistas de las Olimpiadas, las sociedades en bolsa están allí porque tienen condiciones, pero también porque han trabajado durante años la perseverancia, el esfuerzo, el sacrificio, el autocuidado; y se han rodeado de buenos directores, ejecutivos y asesores. ¿No es acaso la misma receta de buenas prácticas que siguen los grandes deportistas? Definitivamente, los Juegos Olímpicos son un acontecimiento impactante.
Pero en las Olimpiadas no sólo hay historias de éxito. Estas competencias están llenas de fracasos que también emocionan, pero que en ningún caso están en la vereda contraria, donde decidió situarse el equipo asiático de Bádminton cuando se dejó ganar para manipular los resultados.
Pues bien, no hay mejores ejemplos que los del deporte para aplicarlos al mundo de los negocios. A las empresas les exigimos utilidades, rentabilidad, idoneidad, empleo de calidad… pero no a cualquier costo. Nos gusta cuando mojan la camiseta, ganan y crecen, especialmente -por qué no reconocerlo- si son firmas locales. ¿O acaso Londres 2012 tendría el mismo significado para nosotros si no estuviera Tomás González?
Pero más nos gusta como consumidores, clientes o empleados cuando las empresas han llegado donde están con espíritu deportivo, sabiendo ganar y también perder; cuando han hecho suyo el fair play; o han sido capaces, a fuerza de perseverancia e inteligencia, dar vuelta un mal resultado. Más aún, cuando nos sorprenden y maravillan por creativas e innovadoras. Y el mercado es sumamente sensible; si se hacen bien las cosas, eso se refleja en el precio de la acción.
Así también, cuando se embarcan en controversias donde hay posturas que parecen irreconciliables no deberían olvidar que se deben no solo a sus accionistas, sino en último término al mercado y a la comunidad, que son sus grandes clientes y públicos.
Las controversias nunca van a estar ausentes. El punto es cómo y qué tan rápido se resuelven para que en la ecuación costo/beneficio equitativamente distribuido sea este último el que se imponga con creces. Eso es lo que el mercado espera hoy de los accionistas de las empresas listadas, debido a que cuando hay un conflicto, el efecto en el precio de la acción es inmediato.
Como buenos jugadores, las empresas tienen que aprender a resolver los problemas con espíritu deportivo. Al igual que los protagonistas de los Juegos Olímpicos, las sociedades en bolsa están allí porque tienen condiciones, pero también porque han trabajado durante años la perseverancia, la paciencia, el entrenamiento, el esfuerzo, el sacrificio, el autocuidado; y se han rodeado de buenos directores, ejecutivos y asesores. ¿No es acaso la misma receta de buenas prácticas que siguen los grandes deportistas?
Fernando Zavala
Responsable de Corporate & Investment Banking Santander GBM
Nadie duda que el talento es uno de los mecanismos de diferenciación de las empresas en el actual escenario económico. Retener, por lo tanto, es clave. Eso sí, ya no vale intentarlo a través de los clásicos esfuerzos como el aumento de sueldo, y las organizaciones están en busca de iniciativas que les permitan diferenciase del resto. Esto, mediante programas de Onboarding, que se caracterizan por ser más extensos y profundos.
Si bien aún se lleva a cabo la conocida inducción -donde se le da a conocer la empresa a grandes rasgos al recién ingresado- se comenzó a profundizar todavía más con aquellos jóvenes ejecutivos que por primera vez llegaban y que presentaban altas posibilidades de ascender a rangos directivos. Ya no sólo se trata de entrenarlos de forma superficial, sino que intentar retenerlos por medio de un sistema que contempla participación en talleres y mesas redondas, presentación de los jefes de las áreas, y capacitación.
En general, se trata de iniciativas que llevan bastante tiempo implementándose, pero que varían en su profundización. En algunos los que ingresan a la compañía participan en este programa, en que varía el contenido según el cargo que desempeñarán, donde se les da a conocer la cultura de la empresa, visión, misión y valores.
Los beneficios que tiene un excelente programa de Onboarding, es el tener un colaborador que puede desempeñar al 100% su trabajo, desarrollando su potencial desde el inicio del trabajo, lo cual te lleva a tener un empleado altamente motivado que produce excelentes resultados.
Se afirma que durante los primeros 90 días de trabajo de un profesional se puede sembrar, por decirlo así, la semilla de la retención. Lo cual es clave para asegurar que la persona se comprometa con la organización. Incluso, varios estudios afirman que el primer año es crucial, pues 86% de los empleados decide durante los primeros seis meses dejar o no la compañía.
El beneficio es que la persona a lo largo del proceso termina incorporando aspectos culturales de la organización, que luego van internacionalizando a medida que desarrollan su carrera profesional.
Pero no en todas las empresas aprovechan este periodo, que vale tanto si se trata de una movilidad interna como externa. Así lo constató SommerGroup® International Search mediante un sondeo a 111 ejecutivos, con el objeto de conocer qué clase de apoyo han recibido los profesionales al ser promovidos o al asumir un puesto en una nueva empresa. Se concluyó que 78% de los ejecutivos declaró no haber recibido un apoyo planificado al asumir un nuevo cargo. Los encuestados se mostraron más pesimistas: 40% afirmó que fue deficiente y 38% regular, mientras que 16% dijo que fue bueno y 6% excelente.
“El Onboarding permite comprender que la transición va más allá de la habitual inducción. Contempla un proceso en el que se requiere abordar de manera planificada y customizada una serie de variables, sin asumir supuestos de éxito, y porque el contexto, es decir, la cultura, situación del equipo, stakeholders, estilos de liderazgos, nivel de relacionamiento, entre otros, serán probablemente muy nuevos”, explica Paulina Del Rio, directora de Onboarding de SommerGroup®.
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