En el contexto del encuentro Expomin que tuvo lugar en nuestra capital, los representantes latinoamericanos de este sector tuvieron la oportunidad de constatar que las problemáticas y desafíos que enfrenta la industria son transversales.
En efecto, en un contexto más estrecho de precios para los productos mineros que exportan, las dinámicas vividas en materia de costos laborales y energéticos, de escasez del recurso agua y la cada vez más compleja relación con las comunidades, se han convertido en factores de presión competitiva que en mayor o menor magnitud afectan a todas las industrias mineras de la región. Ello, sumado a la mayor carga tributaria que en algunos casos se ha implementado o se busca introducir, hace que esta actividad deba acometer sin demoras acciones que aseguren su adecuada operación en el tiempo.
La innovación tecnológica orientada a mejorar los niveles de productividad y la adecuación de costos que pudieron haberse salido de rango en el período de “vacas gordas”, son sólo algunas de las medidas que se pueden emprender para reparar los niveles de competitividad. A ellas se pueden añadir acciones proactivas para elevar la contribución del factor laboral, una mejor relación y comunicación con las comunidades (de modo de no encarecer y trabar los proyectos de inversión necesarios para asegurar la supervivencia y rentabilidad de las empresas) y una mayor interacción con los distintos estamentos del sector público, tanto local como nacional, de modo de superar desconfianzas y establecer un diálogo que permita una relación constructiva entre las comunidades y las empresas en el desarrollo de las inversiones.
Fuente: Diario Financiero, editorial