Cara y Sello de Rodolfo Sommer:
Vivir el presente arriba de la rueda
Sus inicios…
Rodolfo Sommer, nuestro socio fundador, detrás de la oficina y de todos sus desafíos y responsabilidades laborales, tiene una gran pasión: la bicicleta. Anda en bicicleta desde los cuatro años, porque durante su infancia vivió en Holanda, donde éste es el medio de transporte más popular.
“Hace 13 años con un gran amigo, empezamos a hacer largos paseos los fines de semana, por distintos senderos en mountain bike. Eso duró cinco años, porque comencé con problemas en mi rodilla”, nos relata.
Después de un break, retomó hace dos la bicicleta, gracias a que lo invitaron a formar parte de un grupo de ruteros y “se embaló”. “La rutera, a diferencia del mountain bike, no me impacta en las rodillas, de hecho es el único deporte, junto con la natación, que puedo hacer por salud”, comenta.
Sus cuatro motivaciones…
“Mi pasión por la bicicleta, tiene cuatros grandes razones:
La primera, es que está la sensación del pequeño viaje, en donde uno avanza y vive la experiencia de libertad; el paisaje va pasando como una película y uno se va renovando.
La segunda, es que hace bien para la salud. He estado y me he sentido mejor, más ágil y con más energía, mucho más vital.
La tercera, es un deporte muy relacional y social. Se construyen relaciones, se comparten vivencias con otros. En la ruta, siempre se da la dinámica de ir en equipo, lo que da seguridad y fomenta el compañerismo.
La cuarta, tiene una veta de logro, uno se propone ciertos desafíos y alcanzarlos o intentar alcanzarlos es muy positivo”.
Habilidades, aprendizajes, satisfacciones…
La bicicleta es uno de los deportes en que no hay que ser muy hábil en términos psicomotrices y es un deporte longevo, que se puede practicar hasta avanzada edad, y no lesiona. Rodolfo reconoce que hay que tener fortaleza, porque es demandante en términos físicos y psicológicos, ser perseverante y tolerante, para enfrentar los obstáculos y el agotamiento.
“Uno de los aprendizajes que he tenido en este deporte, es “estar en el momento”, pensar y concentrarme en el metro que sigue y en cada pedaleo, sobre todo cuando estoy subiendo una cuesta, porque si pienso en la cima, no llego”, comenta.
Rodolfo no practica bicicleta pensando en las metas, le gusta progresar, pero lo que realmente le motiva es el camino que recorre para llegar a los resultados, eso le retribuye. “He aprendido a vivir más el presente, el proceso, por sobre el objetivo final. Ahora pienso menos en lo que se viene, disfruto más el ahora, lo vivo intensamente”.
“Este deporte es comparable con el mundo laboral. Como es un trabajo en equipo, y se plantean desafíos en los cuales hay que perseverar para alcanzarlos, eso refuerza positivamente mi tenacidad, en el ámbito laboral”, asegura.
El 2014 recorrió por una semana, con un grupo de ruteros, la Toscana y los Alpes. Su último viaje el 2015, fue en mayo, a Mallorca, España, donde hizo cicloturismo. Pedaleó 700 kilómetros en seis días, con franceses y españoles, un grupo muy heterogéneo y entretenido. “Para participar en este desafío, entrené cuatro meses antes, lo que me permitió llegar bien preparado y disfrutar”.
Finalmente, para Rodolfo Sommer, la bicicleta es integral, “me siento más vital y eso se extrapola a los diferentes ámbitos de mi vida”.